Hacen ecocidio en Cicacalco, Tlaltenango

Denuncian los pobladores que desde hace cuatro años la comunidad indígena ha señalado la contaminación del agua, el suelo y el aire

Una vez más los activistas y pobladores de la comunidad de Cicacalco, perteneciente al municipio de Tlaltenango, Zacatecas, levantan la voz y denuncian que, después de un año de que fue clausurado de forma definitiva, el relleno sanitario del lugar sigue generando grave contaminación ambiental.

Hay que recordar que este lugar fue inaugurado en junio del 2019, autoridades estatales y municipales, lo calificaron como el más moderno relleno sanitario del estado y uno de los mejores del país, pues gracias a su tecnología, tendría un impacto ambiental muy bajo, según recuerdan los afectados.

 

Sin embargo, a menos de dos meses de su apertura, comenzaron los problemas para la población indígena del lugar, afectada primero por olores insoportables y enjambres de moscas que se propagaban a kilómetros de distancia; y luego por la evidente contaminación de los cuerpos de agua con el escurrimiento de lixiviados al arroyo Los Tecongos, que nace justo en el centro del basurero, pasa por las inmediaciones de la comunidad y es afluente del río Tlaltenango.

La activista , Clarisa Trejo Luna declaró que “desde el inicio fue mal construido y luego estuvo mal operado por el ayuntamiento, nunca hubo separación de los deshechos ni compactación, pronto algunas vacas comieron bolsas de plástico y murieron”.

Además recueda que sobre las instalaciones que oficialmente costaron 25 millones de pesos y cuyo listón fue cortado por el entonces gobernador, Alejandro Tello y el exalcalde de Tlaltenango, Miguel Ángel Varela Pinedo;y que los lixiviados nunca recircularon al interior en las charolas del relleno para evitar contaminación en el entorno. A pocas semanas de que la basura y animales muertos comenzaron a ser depositados en el lugar, los escurrimientos tóxicos llegaron a donde las vacas beben y “se contaminaron de manera flagrante los mantos freáticos”.
Uno de los habitantes de este lugar Rigoberto Martínez, dijo que en la comunidad, considerada como zona natural de recarga de aguas, hay cerca de mil 200 personas dedicadas principalmente a la agricultura y a la ganadería en pequeña escala, distribuidas en una extensión de aproximadamente 10 mil hectáreas, y que son afectadas de forma directa o indirecta por la contaminación.

Y recalcó que la comunidad tiene acceso a redes de agua potable, el sistema no alcanza para dar abasto a toda la comunidad ni durante todo el año. Hasta antes del relleno, en tiempos de estiaje, la población utilizaba los ojos de agua hasta para beber: “Hoy ya no hay confianza, porque todavía sale un chorro negruzco, hasta color café, que llega al arroyo”.

Aseguran que han sido muchos los llamados a la autoridad para resolver el problema. En septiembre de 2020, la comunidad inició un plantón de 24 horas frente el relleno y logró la suspensión temporal de operaciones del basurero, en noviembre del año 2022 se logró que la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) clausurara de forma definitiva el relleno; pero externan que a la fecha, el gobierno municipal de Tlaltenango sigue incumpliendo su obligación de elaborar un programa de cierre, monitoreo del sitio, medidas de contención y remediación.

Es por ello que los pobladores y activistas piden una vez más atender este llamado y poder recuperar esta zona, para lo cual ya han buscado las acciones pertinentes y evitar que este lugar quede sin oportunidad de salvarlo.

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